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El perdón (2da. Parte)

Semilla de Crecimiento No. 26:     El perdón    (2da. Parte)

 

El perdón no implica que olvidemos todo, no es indispensable que olvidemos para perdonar.  Yo puedo perdonar y estar consciente del daño que se me hizo, pero he decidido que ya no me va a afectar. Por otro lado, perdonar no es lo mismo que disculpar. 1

 

Se disculpa al inocente y se perdona al culpable. Disculpar es un acto de justicia, porque la persona que ha ofendido merece que se le reconozca que no es culpable, tiene derecho a la disculpa, mientras que el perdón trasciende la estricta justicia, porque el culpable, no merece el perdón; si se perdona es por un acto de amor, de misericordia. 2


Perdonar es tomar  la decisión de no traer al presente las cosas pasadas, no criticar, ni agredir a la persona que nos ofendió.  Cuando uno decide perdonar a alguien, es indispensable que lo confiese con su boca. Verbalice  el perdón, no importa que usted esté solo, quizás va en su automóvil escuchando música y piense “si, yo necesito perdonar , yo debo perdonar, yo quiero ser libre también”, pero no es suficiente que usted lo piense, hay que confesarlo con su boca, aunque usted esté solo, que salga de su boca, hay una diferencia inmensa entre pensarlo y hablarlo; con nuestra boca tenemos el poder para la vida y poder para la muerte, poder para atar y poder para desatar.


Confiéselo, cuando lo hablan, sienta esa libertad, ese peso que se va, tal vez acompañado de lágrimas, tal vez acompañado de tristeza y llanto, pero finalmente libre.

 

Los pasos para perdonar son los siguientes:


1. Identifique la herida específica que le hicieron y la persona que se lo hizo


2. Decida perdonarla a pesar de lo que siente


3. Confiese con su boca ese perdón aunque usted esté solo, no tiene que ir a decírselo a aquella persona; lo puede hacer usted en la privacidad donde se encuentre. Yo podría ir y decirle a alguien “te perdono por esto y aquello” y aquella persona decir: “pues mira si te lo puedo volver a hacer lo repito. Recuerde el perdón no es para liberar de culpa al otro, sino para que yo sea libre de las heridas del alma.


4. Podemos también acercarnos a Dios y decir: Señor yo te digo hoy “perdona a tal persona, por que me lastimó y llévate de mi corazón este sentimiento” yo hago mi parte, por favor tu haz la tuya”.

 

Si nosotros hemos lastimado gente, debemos ir y decirles “perdóname”. Si no puedes ir,  haga una llamada telefónica, escriba una carta, correo electrónico o una tarjeta y dígale: “yo te lastimé en aquella ocasión, con esto y con esta otra situación, te pido que me perdones” si la persona lo perdona o no,  ese no es problema suyo, usted ya es libre de ese nudo. Usted y yo no podemos decidir que los demás desaten sus propios nudos.1


Tome la decisión de perdonar. Perdonar  es negarse a aceptar el odio como única solución, ahora es momento de decidirse a vivir el presente y soltar la carga del pasado para estar más ligero y poder caminar mas erguido.

Perdonar te regresa la energía, te regresa la vida, te regresan los deseos de continuar siendo productivo. Prueba la magia que cura el alma y libera al espíritu. 3

 

Semilla de Crecimiento es fruto de investigación y compilación por parte de Sunergos.  La edición Nº 25

ha sido extraída de los siguientes libros,  los cuales recomendamos: 

                                            ¹ “http://www.circulodenovios.com/articulos.asp?id=52”.

                                                  ²  http://www.es.catholic.net/educadorescatolicos/753/3095/articulo.php?id=40998

                  ³ “http://www.pnlnet.com/chasq/a/17695”