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Ser Jefe no implica ser responsable de la conducta de sus colaboradores

Muchas veces observo que los Jefes piensan que por ser responsables de un área, son tambien responsables de la conducta de sus colaboradores.

Creo que eso es un malentendido y que tal manera de pensar crea una enorme  fuente de frustración para el Jefe que quiere hacerlo. En otras palabras, hacerse responsable por algo que esta prácticamente fuera del control propio es camino seguro a una vida laboral de tensión y frustración. 

Yo creo que, en cualquier momento o lugar del mundo, cada persona es y debe ser el único responsable de su propio comportamiento. No creo que estoy describiendo una norma o pauta a seguir, sino que estoy describiendo un simple hecho.

Lo que si puede hacer el Jefe es tratar de persuadir para que de alguna manera la conducta de sus colaboradores se alinee a los objetivos, pero creo que hay que admitir que finalmente solo cada persona puede ser responsable de su propio comportamiento. Creo que un ser humano no tiene la capacidad física y mental para controlar a otro ser humano.

No ensalzo aquí  la irresponsabilidad, sino que describo como cada uno debe asumir la responsabilidad que le corresponde, incluyendo responsabilidad por las consecuencias.

A mi entender lo que el Jefe puede hacer es abrir un espacio para que el colaborador saque lo mejor de  si, pero aprovecharlo estará siempre en el dominio del Colaborador. Si no aprovecha el espacio, eso es totalmente responsabilidad del colaborador.

Quizás aquí conviene recordar lo que dice Byron Katie en su libro “Amar lo que es”. Ella plantea que hay tres tipos de asuntos en el universo: los míos, los tuyos y los de Dios. Ella dice que buena parte de nuestras tensiones provienen de vivir mentalmente “fuera de nuestros asuntos”. Por ejemplo cuando pienso “Necesitas encontrar un trabajo, quiero que seas feliz, deberías ser puntual o necesitas cuidarte de ti mismo” en realidad me estoy “inmiscuyendo en tus asuntos”. Cuando me preocupo por los terremotos, las inundaciones, la guerra o la fecha de mi muerte, me estoy inmiscuyendo en los asuntos de Dios.

Si uno mentalmente “se mete en los asuntos tuyos o los de Dios” es seguro que uno se esta encaminando hacia la tensión, frustración, depresión o amargura. Dice Katie que pensar que uno sabe lo que es mejor para los demás es estar “fuera de mis asuntos”, incluso hacerlo en nombre del amor es pura arrogancia. Mi único asunto debe ser: “Se lo que es adecuado para mi?”. Debemos trabajar en eso, antes que tratar de resolver los problemas por los demás.

Por otro lado, suelo escuchar que los Jefes dicen “ya no hay mas los tipos de empleados que antes había”. Es probable que sea asi, pero recomiendo no caer en el pensamiento distorsionado de “todo o nada”. Me cuesta creer que no haya alguna persona en la tierra que no tenga – al menos gran parte - las cualidades que uno busca. Creo que es cuestión de paciencia y perseverancia.

En resumen, a mi entender la clave esta en que el Jefe procure ser persuasivo, que sepa utilizar un lenguaje que genere responsabilidad en el colaborador, que abra un espacio para que el colaborador florezca y el resto debe estar a cargo del Colaborador, y el limite es la decisión del Jefe de continuar o no con ese empleado en su equipo.

Articulo escrito por Guido R. Britez Balzarini

Socio Gerente de Sunergos. Especialista en Desarrollo de Recursos Humanos y Organizaciones en las áreas de liderazgo, coaching, crecimiento personal, inteligencia emocional, PNL, administracion del tiempo, presentaciones y capacitación de capacitadores.